top of page

Atreverse a ser lo que uno es. A vivir, no en el sótano, sino a pleno sol.



Espérame en Callao es una novela sobre la identidad, sobre los prejuicios, sobre la lucha por encontrar el propio camino en la vorágine social y la necesidad de vivir en conciencia; es decir: de vivir en la verdad de lo que uno es y no en las apariencias de un escenario de cartón piedra que apenas resiste un puntapié, un trampantojo sin ningún contenido real y que no nos sirve para nada, salvo para ahondar en la infelicidad y en el resentimiento, pues feliz es quien puede desarrollarse acorde a su esencia, a sus sentimientos, a su querer natural, y no aquel que se ve impelido a vivir en la horma ajena.

Sí, vivir en la ficción por temor al qué dirán es atroz; solo lo auténtico merece la pena y solo desde lo auténtico se construyen relaciones humanas con valor genuino y duraderas, pues en toda relación, que es siempre un movimiento de apertura, lo primero es mostrarse. Nos debemos a lo que somos; y si los demás esperan de nosotros otras cosas, es su problema y no el nuestro, que como se decía antaño, la caridad (el cuidado) bien entendida, empieza por una mismo. Que cuando nos miremos en el espejo, veamos al hombre de carne y hueso y no un espejismo generado por la presión social, ayudada por nuestra falta de coraje para romper con los estereotipos que os oprimen como el peor de los tiranos.

Espérame en Callao es una novela con sentimientos, una novela de amor y de educación, o dicho de otro modo, una novela sobre la libertad y sobre el respeto, y sobre cómo determinado tipo de venenos ideológicos han de mantenerse a raya. Un hombre casado y con un hijo se enamora de otro hombre; surge un dilema moral y teme fallarlos, pero la verdad, aunque dolorosa en principio, pues cuando ella se manifiesta muchas quimeras saltan por lo aires, es lo único que libera y por lo tanto, a la postre, lo mejor para todos. No hay cosa peor que fallarse uno a sí mismo, y cuál fallo es más doloroso que vivir perpetuamente disfrazado: dan ganas de arrancarse la careta en mitad de la calle y gritar: ¡oigan ese no soy yo, yo soy otra cosa, yo soy este que ven, les guste o no!

Aunque con una base homoerótica, Espérame en Callao es una novela para todos los públicos, transida por un mensaje de tolerancia, de sobreponerse a las circunstancias, con calado universal. Es una novela también sobre las relaciones intergeneracionales y sobre cómo la juventud ha de crecer aprendiendo de los errores: cometerlos es inevitable, la cosa es sacar de ellos un aprendizaje e ir dando cuajo a la personalidad, y la personalidad propia nunca se construye a expensas de la ajena, sino junto a esta, sin desmerecer a nadie en base a prejuicios caducos mientras se hace gala de las propias carencias. Hay pues en la novela un valor pedagógico, sin por ello caer en la literatura programática, pues Espérame en Callao es literatura en su más amplia expresión, literatura de verdad: aquella que versa sobre los contenidos esenciales de la vida y los muestra con una forma bella, que hace vibrar las emociones, que nos enardece, que nos conmueve; pensamos, sí, pero no solo con la cabeza, sino también, como decía Pascal, con el corazón. Damos pues nuestra más sincera enhorabuena a Rafa del Olmo, el autor, por esta historia sacada desde las entrañas que nos muestra, cómo nunca es tarde para tomar el camino de lo que somos, máxime cuando nos espolea el amor que, según Platón, era la fuerza originaria del universo: anhelo, búsqueda y reencuentro.

Disfruten de “Espérame en Callao”. Y sí, esperemos siempre al otro en esa intersección de lo auténtico que es la verdadera salud del alma, donde todos los caminos son soleados y la lucha nos reconforta, porque luchamos simple y llanamente por lo que somos. Este es nuestro deber, nuestra misión, lo más hermoso de la vida.

Comentarios


bottom of page